Los laboratorios presionan a los gobiernos europeos para que compartan los riesgos financieros en caso de demandas por efectos secundarios indeseables de las vacunas contra el coronavirus.
La medicina empieza a acotar los tratamientos útiles contra el covid-19, descartando por ejemplo los antivirales contra el HIV y la hidroxicloroquina, sin que todavía se disponga de un remedio eficaz aplicable a la mayoría.
Las prisas por hallar una vacuna contra el covid-19 podrían suscitar una retahíla de falsos anuncios y esperanzas frustradas, así como problemas de seguridad sanitaria, advierten los expertos.
El 11 de enero China registraba oficialmente el primer fallecimiento por coronavirus. Ocho meses después, la enfermedad que surgió en diciembre de 2019 llegó al umbral del millón de muertos.
El 11 de marzo de 2020, la OMS calificó la epidemia de covid-19 de "pandemia". Seis meses más tarde, el balance impresiona: 28 millones de contagios y 900.000 muertos, según un recuento realizado por la AFP.
El confinamiento contra la covid-19 evitó numerosas muertes, pero sus repercusiones también costarán vidas a más largo plazo, una compleja ecuación que incluye una variable ética.
Contra la covid-19, la ciencia se moviliza con decenas de medicamentos bajo ensayo y un centenar de proyectos de vacunas programados, aunque todavía se está a la espera del gran hallazgo.
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